REFLEXIONES DE VIAJE

EL APU

Prácticamente desde que llegué a Andorra en el 2018 que me pregunto qué es lo que siempre me trae acá además del trabajo. Y si bien año a año fui entendiendo el por qué de cada experiencia, aún seguía sin entender muy bien el por qué energético o emocional que me volvia a traer a este país tan particular para mí.  

Andorra siempre lo sentí como un país difícil de explicar, diferente a todos los demás donde estuve. Con otra energía (por supuesto que cada lugar tiene la suya), con una naturaleza increíble pero que cuesta que me llegue al corazón.  

Cómo explicarles? Siento que es un lugar que maneja una energía extraña, no tanto de vida sino un poco más densa, entendiendo también cómo nació este país, siendo un lugar “clandestino” de tránsito de drogas, alcohol y personas… donde hubo muchas muertes. Así lo sentí siempre… o esa es la explicación que siempre le di al ver tan hermosas montañas y sentirlas tristes, grises, como sin vida.  

Y siempre entendí que este para mí ha sido un lugar de sanación. No sé si por el clima invernal que siempre te lleva a estar un poco más hacia dentro, o porque es la forma que tengo de empatizar con su energía pero en Andorra vi muchas sombras mías que antes no había visto y que me sirvieron de enseñanza para avanzar. Entonces, cómo no tener la dicotomía de que no te guste un lugar porque no lo disfrutas tanto pero al mismo tiempo es un espacio en el que sanas para seguir adelante?  

Por eso siempre le agradecí a este lugar, aunque lo puteaba al mismo tiempo, por el aprendizaje año tras año.  

Pero el otro día escuchando un podcast que se los recomiendo a todes (sabiduría psicodélica en spotify) escuché algo que explicaban tan sabio. Hablaron de la sabiduría andina en la cual existen dos energías: la Pachamama (la madre Tierra) la cual es una energía femenina, y el Apu (la montaña) que corresponde a la energía masculina. 

Y como todo en esta vida según diferentes visiones la vida está compuesta por estas dos energías que también nosotros como seres humanos manejamos. Para los chinos es el Ying Yang en donde se complementan la energía femenina (ying) con la masculina (yang) para lograr el perfecto equilibrio.  

Para quienes observamos la naturaleza el Sol corresponde a lo masculino y la Luna a lo femenino.  

En la mitología egipcia el ojo de Horus izquierdo representa la Luna, y el derecho el Sol, cada uno con sus respectivas energías. Y así sucesivamente…  

Cada una de estas energías significa diferentes cosas que en el ideal se complementan y así funciona la vida en armonía y sincronicidad. Se habla de femenino como la dulzura, el ir hacia adentro, el ser más amoroso con uno mismo y con los demás, la calidez, el refugio, el abrazo, el mirar hacia dentro, el compartir y esa energía más calma y de hogar que por ejemplo podemos ver reflejado en una madre. Y se habla de energía masculina en una energía más de accionar sin pensar tanto, en el hacer, en la fuerza, en el ser más racional y no tan emocional, como pensando en esa imagen paterna que siempre nos vendieron del que se ocupa de trabajar para mantener una familia (les digo este ejemplo de la prehistoria para que se entienda hacia dónde va).  

Teniendo en cuenta esto yo siempre me vi más reflejada en esa energía masculina: del hacer, de compartir más con amigos hombres, de no refugiarme tanto y hasta de tapar algunas emociones. Pero con los años y gracias a irme de viaje empecé a trabajar un poco más le energía femenina. A ir hacia ese lado para entender dónde me encontraba más yo. Y así en México me encontré totalmente con esa energía femenina: desde el conectarme al 100% con la naturaleza, sobretodo con la luna, tatuarme sin darme cuenta este ojo de Horus izquierdo que como les comenté representa esta energía; sentirme realmente hermosa, con mi cuerpo físico y con mi espíritu. Reconocerme enfrente del espejo con esta mujer en la que me he convertido y amarme.  

Y de repente decidí volver a Andorra… Y ahí volvieron las preguntas! El por qué trabajar tanto (hay días que trabajo 14hs seguidas)? Por qué estar en un lugar que no disfruto tanto? A donde me lleva trabajar por dinero y sin disfrute? Y todas esas cuestiones…  

Pero volviendo al podcaste que escuché, entendí que en Andorra al ser un país literalmente entre montañas es donde aparece la energía de Apu (de la montaña), la energía masculina, la de la acción sin pensar, sin sentir. Y cuál fue mi conclusión?  

En México disfruté de la Pachamama, del disfrute, del amor hacia uno y por lo tanto hacia los demás, del ser mucho más amorosa de lo que era. En Andorra debo reconocerme en la energía del Apu, la de la acción la del trabajo PERO lo que me queda por aprender es entender el equilibrio, el disfrute del equilibrio como en el ying y el yang; como en la naturaleza misma con el ciclo diario del sol y la luna. La naturaleza no funciona sin una de cualquier energía, y cada uno de nosotros somos una parte de la naturaleza, entonces debemos encontrarnos equilibrados y sintonizados en ambas energías.  

Quizás al reconocerlo lo aprendí o quizás aún tengo que aprenderlo no lo sé aún. Lo que si les puedo decir, que esta temporada de verano en Andorra es la única que estoy disfrutando al 100% aunque la mayoría de los días esté trabajando 14 horas.  

Gracias Andorra por seguir enseñándome. Gracias a mí por escuchar cada una de las señales que me brinda el Universo para entender y entenderme.  

Gracias, gracias, gracias!  

2 thoughts on “EL APU

  1. Tan cierto! Ying/Yang, Apu / Pachamama, Sol / Luna. Todo es perfecto. Se enfrentan pero también se complementan. Tan simple y tan complejo. Hermoso post!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *