REFLEXIONES DE VIAJE

EL CIELO

Cuando estaba viviendo en Ko Chang (Tailandia) aprendí a observar la naturaleza y todo lo que ella nos brinda. Y fue allí donde comencé a escribir sobre todas esas cosas que me mostraba el Universo y nunca antes les había prestado atención.

Hoy, después de más de un año, vuelvo a sentarme frente a la compu, releer mis anotaciones y escribir, porque a veces es mejor dejar reposar los pensamientos y volverlos a traer… Así que aquí les dejo una de mis reflexiones que me surgieron gracias a contemplar y disfrutar una de las cosas más hermosas que tenemos en esta naturaleza, el cielo!

El cielo es un espectáculo hermoso, donde habita todo el Universo: desde la casa de los dioses, hasta la libertad de las aves y la ruta por donde pasan los hombres. Se llena de colores y de todos los pronósticos habidos.

En el cielo se festejan las más divertidas fiestas, ya que muchas veces acoge fuegos artificiales, y sin importar quién las esté celebrando él las recibe con todo su esplendor. También recibe los más profundos deseos, guardando los más recóndidos secretos, ilusiones, sonrisas y llantos.

Y en él para algunos viven las más lindas personas, esas almas tan importantes que no queremos dejar ir, esas almas que con sólo recordarlas nos dibujan una sonrisa en nuestro rostro. Y por supuesto que para muchos también es la casa del «creador» de todo esto que a veces no entendemos qué es!

El cielo brilla, llora, descansa, grita, se entristece, se alegra. Hace que todo sea aún más lindo, más feliz, o más triste y melancólico.

Y para colmo, muchas personas se justifican detrás de los estados de ánimo del cielo: si es un día radiante ellos están felices; si es un día gris, están tristes; si el cielo grita con sus truenos, ellos gritan y si el cielo llora, ellos lloran. Y es así como van dependiendo de algo ajeno para vivir… sin darse cuenta que cada uno es SU PROPIO cielo. Y que la vida es mucho más rica si en vez de excusarnos en cosas externas nos empezamos a juzgar a cada uno por lo que hace y es.

Porque a pesar de todas las caras que le vemos al Cielo, siempre es el mismo. No importa en qué parte del mundo nos encontremos, a qué hora lo estemos mirando, si tiene nubes o está brillando. El cielo siempre tiene el mismo color, la misma forma y los mismos deseos pero le encanta disfrazarse! Y esto es lo más lindo que nos enseña: muchas veces dependemos del entorno en el que nos encontramos, de las personas que nos rodean para ponernos nuestros propios disfraces, pero lo más importante es nunca olvidarnos del cielo que habita nuestra alma. Este cielo que una vez que encontramos cómo es (aunque nos cueste años), no importa qué disfraz se ponga porque siempre será siendo el mismo. Y por sobre todo, que si bien algunos días las emociones nos invaden, siempre el cielo es celeste y brillante.

Por eso no importa en qué momento de ese cielo nos encontremos porque siempre que haya nubes, habrá un viento que las elimine; siempre que haya tormenta, habrá un sol que nos hará brillar, siempre que haya oscuridad, habrá un día que nos hará iluminarnos.

A brillar! Porque todos somos cielo!

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