MIS GANAS DE MUNDO

16.03.2020 – Andorra

Cuando todo se trunca… cuando pensábamos que sólo era una exageración de los medios, que la gente se muere de hambre todos los años y nadie dice nada. Que hay más muertes por neumonía a nivel mundial y que por ejemplo en Argentina al momento hubo más femicidios que muertos por Covid-19. Que ya nadie habla del cambio climático que sigue sucediendo. Un día en cuestión de horas todo cambió. Y de un día para el otro aquí en Andorra (ese país que ni siquiera se conoce tanto) cuando todo iba mas o menos bien porque empezaba a nevar de nuevo y los turistas estaban viniendo… todo terminó.

Se cerraron las pistas de esquí dejando a muchísimos temporeros sin trabajo y a tantos otros sin vivienda. Se cerraron los hoteles de los pueblos de montaña como consecuencia. Y tras eso el gobierno decretó de un día para el otro cuarentena, cerrando bares, restaurantes y comercios. Obligando a todos los trabajadores, inclusive temporeros, que se tomaran vacaciones.

Muchos contratos que se iban a extender hasta finales de abril (como el mío) terminan en días, antes que termine marzo. Y uno de repente se encuentra: sin trabajo, sin lugar donde vivir en algunos casos, sin la familia, sin poder volver a su país quienes deciden hacerlo (no es mi caso), y con todo lo que había planeado disuelto.
Así sin más, cuando de un día para el otro cambian todos tus planes pero sin haberlo decidido, sino que te lo hayan impuesto cae como un balde de agua fría.
Con la familia a miles de km preocupada, con tus amigos que se van de un día para el otro, con reencuentros que no sabes si se podrán hacer y pensando hora a hora: y ahora, cómo sigo?

Con un nudo en la garganta y en el corazón que no salen. Que cuando salgan… mamita, la de lágrimas que caerán! Porque hay que ser fuertes, porque hay que poner la mente en blanco, y volver a empezar.

Convenciéndose que lo mejor que se puede hacer es vivir el día a día, pero qué fácil que suena y qué difícil implementarlo.

Y si bien las medidas tomadas por los gobiernos uno cree que son las correctas porque las personas no hacemos caso hasta tener la soga al cuello, dan bronca.

Aquí de este lado del mundo hace días hay paranoia, hay miedo y hubo desconsideración. De parte de todos, porque siempre pensamos… a mí no me va a tocar. A mi el Covid-19 no me va a agarrar. Y sí, te puede llegar.

Así que aquí estamos. Encerrados entre las montañas porque Francia y España cerraron las fronteras… y Andorra quedó en el medio… un país que vive del turismo sin turistas. Un país que trabaja gracias a los temporeros, sin temporeros. Un país al que muchos venimos a ganar unos mangos y cada vez esos mangos son menos.

Hoy tenemos un gusto amargo, y muchas dudas por delante. Lo peor es que sé que en unos meses sólo será una anécdota, que nos vamos a acordar de esta «pandemia» y nos vamos a reír, o recordarla con respeto.

Ojalá todos la recordemos con respeto para darnos cuenta que no somos invencibles. Que la naturaleza y el mundo nos está alertando. Que tenemos que mirar al de al lado como un par y preocuparnos tanto por nosotros como por el otro. Que la naturaleza nos pide a gritos que dejemos de mal tratarla porque somos parte de ella no superiores. Que los animales no se merecen lo que los hombres le hacen para comerlos, y si no nos sirven tirarlos a la basura.

Soy una confiada de que el cambio están en las pequeñas cosas que cada uno hace. Que si les enseñamos a las generaciones posteriores el respeto y el amor por TODO lo que nos rodea este mundo se puede salvar, o por lo menos mejorar…

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