MIS EXPERIENCIAS DE VIAJE

Conociendo las playas de Tailandia.

Mis últimos 25 días en Tailanda las pasé en la playa, tanto trabajando como descansando y si de algo estoy segura, es que tuve más de miles de sentimientos!

Luego de Bangkok me fui a Ko Chang, que es la segunda o tercera isla más grande de Tailandia según quien lo diga. Si bien no es uno de los destinos habituales, fui allí porque tenía aprobado un voluntariado nuevo para poder trabajar a cambio de hospedaje.

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La isla se encuentra hacia el este de Bangkok, a unas 6/7horas entre micro y ferry, y no les recomiendo ir en época de lluvia porque literalmente de las dos semanas que estuve sólo tuve dos días sin tormenta!

Así que entre que el lugar y el voluntariado no fueron lo que esperaba y debido al clima que sabía que no iba a mejorar, decidí quedarme sólo dos semanas en vez de tres como tenía planificado (aunque también puede parecer muchísimo!).

A pesar de que la isla es súper tranquila es difícil de caminar porque la ruta es curva y contra curva y tiene muy altas pendientes, así que sólo me quedaba pensar… pensar y pensar en cosas que ni imaginaba!!!

Y aquí viene mi experiencia en un lugar tan tranquilo como este, donde el clima no deja mucho por hacer, tampoco tenía mucha plata (generalmente las islas siempre son más caras!) y sólo podía ir a la playa porque para ir a ver las cascadas te cobraban alrededor de 6 dólares la entrada a los turistas.

Y esta vez no les voy a contar qué me llevo de Tailandia porque eso ya lo hice en mi nota anterior. Hoy quiero compartirles los sentimientos que voy teniendo a medida que el viaje va avanzando y las reflexiones y aprendizajes que se me vienen a la cabeza.

En este lugar me di cuenta que estar en sitios así, sola… me aburre y mucho (como ya les comenté en un post de India, la playa me aburre un poco aunque la admiro). Y encima que al llegar el trabajo no sea lo que esperaba y al principio tampoco la casa… me hacía replantearme muy seguido de qué valía todo esto?? Si realmente quería estar sola en un punto del Mundo (siempre cuando estoy en un lugar pienso lo chiquito que sería el pinche en el planisferio si tuviera que marcar dónde estoy), lejos de todos los que quiero para vivir esta experiencia… Pero al mismo tiempo pensaba que tenía que estar agradecida porque quizás fuese la única vez en mi vida, en esta vida, en la que estuviera viviendo en una isla!!! Nunca antes lo había imaginado!!! Y eso es muy loco.

Me sentía rara, entre contenta y triste a la vez, medio desilusionada porque pensaba que en el voluntariado iba a estar más con los perros que limpiando pisos, y si bien compartía mi trabajo con dos personas me sentía sola ya que mis compañeros eran un tailandés que vive en la isla quien trató de hacer todo lo posible para que me sintiera bien en mi estadía pero al que me costó mucho entenderle su inglés, y un turco que estaba como a cargo del refugio (a la dueña que me había aprobado el voluntariado ni la conocí) que recién me preguntó mi nombre en mi anteúltimo día de trabajo… así que imaginense cuánto hablábamos!

Y particularmente un día pasó algo extraño en mí… en ese lugar estaba ayudando en un voluntariado que rescata y cuida perros de la calle, y uno de los días llegó un nuevo perrito que un chico había levantado de la calle, Flopy. Este perrito, cachorro, tenía mal la cadera no se sabía si porque un auto lo había atropellado o por la fiebre que había tenido semanas atrás, y encima estaba tan temeroso del lugar nuevo donde se encontraba! Pero en su mirada había bondad, había esperanza y agradecimiento total. Y ahí me di cuenta que por más que las cosas no eran como yo quería tenía que agradecer tener un techo y la ayuda de una persona que no me conocía para poder cumplir mi sueño. Me di cuenta que las circunstancias muchas veces no importan si son las herramientas que te llevan a ir por eso que te hace feliz. Y si bien uno va teniendo muchas adversidades mientras viaja, nunca tiene que olvidar justamente eso… que todo es una herramienta para cumplir ese sueño tan deseado durante años (el mío siempre fue viajar!).

Así que imagínense que después de estar 4 horas limpiando pisos en el refugio, llegué y me puse a limpiar toda la casa! Para sentirla mía, para poder estar en un lugar que yo apreciara. Y con sahumerios incluídos la atmósfera de esa casita cambió! Me había empezado a gustar más estar ahí, en mi casa temporal, en una isla en el otro lado del mundo!!! Por lo que sólo me quedaba tratar de disfrutar un poco más la estadía en ese lugar, por más que el clima no acompañara. Y me di cuenta que el estar contenta o no tampoco debía depender del clima. Si el clima era gris, yo no tenía que estar gris, si había tormenta, yo no debía deprimirme porque no podía hacer nada… y acá entendí que tenía que ver una de las enseñanzas que me ponía la vida: siempre fui de hacer miles de cosas, hasta por momentos cuando vivía en Bs As casi ni estaba en mi casa, y a veces terminaba agotada; porque para mí descansar un fin de semana o hacer siesta es perder el tiempo, porque uno trabaja 9 horas, 5 días a la semana y si no aprovecha los tiempos libres, qué hace??? Pero acá aprendí que nadie nos corre en esta vida, que se puede no hacer nada y está bien, que se puede descansar, disfrutar de la tranquilidad. Así que ahí estaba yo… haciendo justamente NADA!!!

“El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere, sino querer siempre lo que se hace.” – León Tolstoi

Después de esta experiencia finalmente decidí ir a conocer una de las playas del sur de Tailandia, Krabi. Y llegué ahí primero porque era un poco más barata, segundo porque había leído que al no ser isla tenía más cosas para hacer en caso de que siguiera lloviendo. Pero la verdad es que yo creo que uno cae donde tiene que caer… que el destino truca un poco las cosas para que nosotros pensemos que decidimos! Y ahí me crucé con personas maravillosas que dejaron que compartiera y me uniera a su viaje e hicieron que pasara dos días hermosos, en playas increíbles!!!

También aquí viví, creo que al momento, una de las experiencias más linda y desafiante de mi viaje sola que fue ir a conocer el templo que a mi gusto el más hermoso al que fui hasta ahora: la Cueva del Tigre. Es una montaña en donde en la cima hay un Buda dorado y uno para llegar tiene que subir 1237 escalones muy empinados en la montaña. La subida no es nada fácil y menos si cuando llegas empieza a llover con todo!!! Pero el esfuerzo vale la pena, porque la vista que hay desde allí es fantástica. Y gracias a la tormenta pude ver un paisaje tan especial con las nubes entre las montañas!!! Además de ver la más hermosa postal con los monos que pasaban al lado mío, cachorros, adultos y hasta mamás con bebitos que parecían nacidos hace unos días no más. Así que por más que terminé agotada estaba maravillada!!!

Sinceramente de este tipo de lugares tan turísticos, en donde solo vez latinoamericanos, europeos, chinos, japoneses y culquier otra nacionalidad por todas partes uno no puede llevarse mucho! Sólo que sí en estos lugares son donde uno viajando solo puede encontrar más gente con la que poder hablar su mismo idioma. Y eso fue lo que me pasó, ya que gracias al mate! conocí tres chicas uruguayas y un chico chileno divinos con las que compartí dos días de mi viaje. Pero no les voy a mentir… como todo lo bueno también tiene su punto malo, y para mí fue cuando me separé de ellos… porque tenía que volver a estar sola, sin compartir eso que estaba viviendo con nadie más que conmigo misma!

Así que nuevamente sola, pasé 4 dias nuevamente en Bangkok en donde no hice nada! Pero me sirvió para descansar e informarme de algunas cosas para seguir hacia mi próximo destino… Malasia!

“El mundo necesita soñadores y el mundo necesita hacedores. Pero sobre todo el mundo necesita soñadores que lo hagan.” – Sarah Breathnach

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