REFLEXIONES DE VIAJE

PUERTAS

Descubrí­ que me gusta fotografiar puertas… por qué? Porque además de que muchas son muy particulares y verdaderas obras de arte… cada puerta expresa un mundo.

Detrás de cada una de ellas algo se guarda, mucho se esconde… albergan historias, anécdotas, peleas, amores, abrazos, discusiones, risas, llantos, fiestas, enojos, reconciliaciones, felicidades y tristezas.

Cada vez que se abre una puerta, se abren emociones: la ansiedad de una casa nueva, la alegría de unas vacaciones, la preocupación de qué me espera, los nervios de un nuevo trabajo.

 

Una puerta se abre esperando una respuesta del otro lado: calidez, una nueva aventura, un abrazo, un festejo; se abre con esperanza, se abre con actitud o con desgano, se abre ansiando llegar a ese lugar donde relajarse y donde uno se siente seguro.

Pero también más de una vez cerramos esas puertas que ya no son necesarias en nuestras vidas. Cerramos una puerta con enojo, con paciencia, con melancolía, con angustia, con satisfacción, con felicidad, con esperanza.

Y muchas veces esperamos detrás de una puerta… a un amor, a un amigo, a un familiar, un trabajo, un turno en el médico, una nota de un parcial, una buena y una mala noticia.

Detrás de una puerta muchas veces existe un nuevo mundo, ese que sólo descubren quienes se animan a entrar sin golpear, sin pedir permiso y sin temor a qué hay del otro lado. Pero para entrar a ese mundo en ciertas ocasiones hay que adecuarse a esa puerta… agrandarse o achicarse para poder caminar con la espalda erguida y la frente en alto.

Abramos nuevas puertas, cerremos esas que ya están oxidadas. Y vivamos! Recorramos el camino… con los pies en el hoy, pero mirando hacia atrás y aprendiendo de todas esas puertas que ya cerramos y mirando delante para que siempre podamos elegir abrir una nueva puerta que contenga FELICIDAD!

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