MIS EXPERIENCIAS DE VIAJE

Conociendo la vida espiritual de India desde bien cerca (parte 02).

Cómo les comenté en mi nota anterior, luego de estar tres días en Bombay me tocaba irme hacia el sur y vivir unas semanas en un Ashram.

Mi avión aterrizó a las 6 de la mañana en Goa (recuerden que esa noche no había dormido y tampoco pude hacerlo en el avión!). Cómo me habían dicho que desde ahí iba a poder tomarme un taxi hasta donde quedaba el lugar donde tenía que ir, fui a averiguar…y me salía más caro que el pasaje de avión! Así que averigüé en el stand de información cómo hacía para llegar… y el señor muy amable me dijo: tenés que tomar un bus, luego en donde te deja una moto o un tuc tuc hasta la estación de tren, ahí el tren hasta la otra ciudad más cercana y ahí un taxi (tuc tuc). En ese momento entré en pánico! Semejante viaje sola en un lugar en donde todo me parecía peligroso. Es más, habrá sido tal mi carta que el mismo señor me dijo que me quedara tranquila, que era súper seguro. Y bueno… ahí fui, otra no me quedaba!

Caminé hasta donde el señor me había indicado (claramente ya estaba toda transpirada pero estaba aprendiendo a convivir con eso), le pregunté a unas señoras si por ahí pasaba el bus, y sí, era ahí! Esperé cinco minutos, como mucho, y llegó. Un colectivo chiquito y con reggeaton indio al palo. Con gps en mano, llegué donde me habían indicado (por suerte el chico del colectivo que cobra los pasajes y va gritando las estaciones me avisó dónde bajarme), pregunté a una moto (si, una moto con la mochila!) cuánto me salía ir hasta la estación, me pareció caro, fui hasta un tuc tuc, me pareció caro…igual otra opción no tenía salvo que quisiera caminar y no estaba en mis planes con el calor que hacía. El conductor del tuc tuc al decirle que no (en verdad no estaba segura de que fuera el mismo) me siguió para mostrarme que había un cartel con los precios y que menos de eso no me podía cobrar, por lo que no me pude hacer la ofendida y me subí. En la estación de tren luego de preguntar fui a la plataforma donde salía mi tren pero eran las 8 de la mañana y salía a las 13… y encima debía comprarlo a partir de las 12…cosas de India!

Así que con toda la paciencia del mundo y sin nada que hacer prendí Netflix y empecé a ver “La casa de papel”; hasta que descubrí que al lado del baño había una sala de espera sólo para mujeres, donde había enchufes para usar! Así que feliz calenté agua, (para quienes toman mate este dato es muy importante, en países como estos o los del sudeste asiático es muy bueno llevar un calentador de agua, ya que compras una botella de agua mineral, la calentas y listo: mate! Sin tener que pedir agua caliente y que no entiendan para que estas pidiendo eso!) me hice unos mates, escribí para liberarme un poco y seguí esperando. Lo lindo fue cuando me agarraron ganas de hacer pis, porque claramente en la estación había sólo baño indio, sin papel, sin inodoro, sólo letrina y el balde al lado! Por qué India? Por qué!!!??

Ya casi siendo la hora, vi una chica que no parecía ser India y obvio le fui a hablar! Era alemana, había vivido en Argentina (aunque no hablaba español) e iba a la misma estación donde yo debía bajar, así que nos unimos para por lo menos compartir ese viaje. Para no hacerla larga… el tren llegó a otra plataforma y nos dimos cuenta porque unas señoras, que se me pusieron a hablar por mi tatuaje del brazo (mi tatuaje da mucho de que hablar se los aseguro!), se tomaban el mismo tren que nosotras y empezaron a correr al tren que había llegado al otro lado. Encima nosotras por las dudas le preguntamos a los pasajeros (no había ningún ferroviario a quien preguntarle) y nadie nos decía con certeza si iba o no hasta donde necesitábamos! Por lo que si nos perdíamos por lo menos éramos dos!

Pero por suerte el tren era el correcto y después de tres horas de viaje con 40 grados de calor, humedad y mucho sueño llegamos a destino. Sólo quedaba tomarme el taxi al Ashram. Y ahí fui!

Para que sepan, desde Buenos Aires había encontrado este Ashram y me había gustado porque no salía un dineral como todos los que hay en el norte, sólo debía pagar una colaboración y podía hacer voluntariado a cambio de alojamiento y comida, por dos semanas.

A eso de las 17 llegué, lo único que quería y necesitaba era bañarme y poder dormir. Pero.. ya instalada en mi habitación, fui a hablar con el “dueño” para entender qué debía hacer y los horarios y demás pero me dijo que ese día solo me relajara, que vaya con los demás a hacer la meditación a la playa y al otro día hablaríamos. No tenía ni un poco de ganas de ir pero pensé que no aceptar quedaría mal, por lo que fui con ellos.

A sólo una hora de haber llegado ya me había dado cuenta que sería muy difícil lo que iba a empezar a vivir. Por qué tan trágica? Porque ni bien llegué vino a presentarse la única chica que se estaba alojando ahí… con una sonrisa enorme en su cara me dio la bienvenida, y en el mismo momento en que yo quise hacerle una pregunta en inglés y no me salió me dijo “yo puedo hablar en español”, y vieron cuando uno siente que lo que te dicen no es de alguien copado que lo hace para ayudarte, sino más bien es de alguien que te marca el error?… bueno así lo sentí yo. Cinco minutos en el Ashram y ya lo estaba pasando mal. A esto se le sumó la ida a la playa… éramos cuatro… está chica australiana, un alemán disfrazado de yogui (perdón, no hay que juzgar pero así era), un chico indio y yo. Voy a enumerar los sentimientos:

1.Donde tomamos un licuado nadie me preguntó nada sobre mí. Sentimiento: rechazo, ser ignorada.

2.En la calle, la australiana y el alemán hablaban entre ellos… sentimiento: aislamiento.

3.Escuchar en el auto murmullos, como si no estuvieran hablando bien de mi (y aunque no soy una experta hablando inglés, si entiendo cuando hablan…además que hay sentimientos, energías que son universales a cualquier idioma).

4.Y el que hizo que estalle (por dentro), en un encuentro entre esta chica y un amigo de ella me dijeron que se notaba en mi energía y mi cara que era mi primera vez en India. Qué sentí? Tristeza, ego por parte de los otros, desprecio, superioridad de ellos ante mi persona.

Cómo ya se imaginarán lo que siguió no fue muy complejo… cuando terminé de cenar (se cenaba a las 19hs) fui a mi pieza y automáticamente me puse a llorar. Necesitaba sacar toda la angustia y furia que había acumulado en tan sólo unas horas. Y como ya estaba siendo costumbre mi pareja fue mi sostén. Ella me hizo dar cuenta que yo estaba ahí por mí y no por los demás. Que lo que importaba era ponerme en el centro y si los demás no eran buenos conmigo no importaba, sólo debía ignorarlos. Y así me fui a dormir la primer noche… angustiada nuevamente, con demasiado calor porque el ventilador que tenía no daba aire y sin haberme podido duchado como la gente (había dos baños y yo fui a uno que si bien tenía inodoro no tenía ducha sino balde… y eso no era lo que me molestara, lo que me pasó es que nunca encontré en el piso dónde desagotaba el agua, entonces con miedo a inundar todo, no imaginan cómo me bañé, tirando agua dentro de un balde y de ahí al inodoro… no lo podía creer – a eso sumarle que a los dos minutos del baño ya estaba transpirando de nuevo…pero bueno…eso era India).

Al día siguiente decidí levantarme 5.30 am para cantar mantras tal como decía en las reglas del Ashram (en verdad después me di cuenta que si no querías ir no ibas). Cómo quería conocer lo que hacían y empezar a conocer más sobre la espiritualidad ahí estaba cantando cosas que no entendía, pero fue lindo (tenía la traducción al inglés pero estaba tan desganada que nunca las leí jeje). Cómo sólo duraban media hora los cantos, me fui a dormir de nuevo y decidí no desayunar (el desayuno se servía de 8 a 8.30), por lo que me desperté a las 9, tomé un té con una banana que me había comprado y le consulté a mi tan agradable compañera si sabía qué actividad me tocaba hacer ese día, a lo que me contestó que debía ayudar a barrer y a mí me tocaba el lugar donde comíamos y donde se lavaban los platos (no era la cocina) y el pasillo hacia los baños. Con mi tarea asignada barrí en unos veinte minutos más o menos y me preparé para ir a una clase de iniciación que habían comentado a la mañana sobre un estilo de yoga. Bueno, resultó ser que esa iniciación era solo hablar teóricamente de como era vivir el estilo de vida yogui, pero estuvo bueno porque ahí el profesor nos invitó a mi y a otro chico que había llegado ese día a qué probaramos la clase de yoga que se hacía a las 11hs.

La hice, estuvo buena pero no mucho mejor que las clases que tomaba en Buenos Aires con mi amigo Titi (pasó chivo si alguien quiere!!!), no fue difícil salvo algunas posturas como la del Cuervo que me faltan años de práctica para poder hacerla jaja. Así que mi día estaba mejorando!

Hasta que me tocó hablar con el que era el profesor del Ashram. Ese día por la mañana temprano había completado una ficha en donde me habían hecho preguntas del estilo por qué estaba ahí, qué me gustaba, etc etc. Este chico lo que hacía era leer eso y ver qué actividades te podía ofrecer teniendo en cuenta tus gustos. Todo fantástico hasta que leyó que yo había puesto que sería voluntaria y que sólo me quedaría entre una a dos semanas… ahí me dijo que el voluntariado era de tres meses. Que yo con ese tiempo de estadía debía pagar como huésped y hacer una tarea de una hora solamente para colaborar todos los días de 9 a 10 (como por ejemplo, barrer)… y que el valor de la habitación era de 800 rupias por noche!!! Además las clases de yoga se pagaban aparte, 300 rupias cada clase. Claramente no era lo que yo había hablado por mail así que ya tenía más que decidido que me iría de ahí lo antes posible, el problema era dónde!!!

“Es extremadamente difícil tomar consciencia de que todo lo que estás haciendo o dejando de hacer, está determinado por un Método… pero mucho más difícil aún es aceptar que podemos elegir y cambiar ese Método.” José Luis Parise.

Luego de la charla era la hora de almorzar así que cantos de mantras previos, almorzamos.

Nota: lo que sí estaba bueno del lugar es que los desayunos, almuerzos y cenas estaban incluidos (aunque las cenas eran los restos de los almuerzos por lo general). Y otra costumbre de este lugar era cómo había que lavar los platos (acá entiendo que era más que nada para ahorrar agua y no me parece que estuviera mal): había 3 baldes, el primero con agua donde debías sacar la mugre del plato o lo que fuera, el segundo con agua y detergente donde debías lavar el plato y el tercero sólo con agua para enjuagar. Listo! Igualmente todos los utensilios eran como de acero quirúrgico lo que me parecía más limpio…una sensación no más!

A las 14.30hs nos esperaba probar otro estilo de yoga (indra), es un estilo meditativo y muy difícil por cierto porque no podés dormirte, sólo meditar acostado. Realmente es una práctica muy interesante y quienes practican mucho llegan a estados de relajación muy profundos, pero en este momento no era lo que yo necesitaba!

Luego de eso al fin pude ducharme y esta vez probé la “ducha”, que era lo mismo que el otro pero en un baño grande y con una salida de agua hacia el patio! Tema ducha, solucionado!

Ya previo pensar que después de refrescarme quería tomar unos mates fui por ello! Pero… cuando fui a calentar el agua en la pava eléctrica, no había luz!!! Por qué Buda, Shavi, Jesús, Alá, Universo y todos!!! Por qué!!!???? Con calma pregunté al alemán si tenía idea cuándo vendría la luz, obvio que no Celeste! Pero por suerte me dijo que la señora que nos atendía en el Ashram me podría calentar el agua en el fuego y así fue.

Con mi mate listo fui a despejar mi mente en el patio, con un calor!!! Disfruté jugando con unos perros que estaban curando para poder dar en adopción (punto bueno para el lugar!) y esperé a cenar (a las 7 de la tarde).

Esa misma noche, me puse a buscar hostel. Dónde, para cuándo, uno con aire, con cocina, que sea barato… así estaba. Ni yo me soportaba!!! Pero luego de muuucho buscar y con mi pareja ayudándome desde Argentina (pobre!) encontré uno en Palolem (no tenía idea dónde era) que era cerca de la estación de tren, así que sabía cómo llegar. El domingo a la mañana me iría! Sólo quedaba un día más allí.

El sábado ya no me levanté temprano para cantar, sólo para desayunar. Y estaba sola porque los demás habían ido a no se dónde porque nunca entendí (había un señor no se de qué país que cuando hablaba en inglés no le entendía NADA, así que solo le decía que si y le sonreía). Ese día mi idea era después de almorzar cuando ya cayera el sol ir a caminar por el pueblo un rato, pero como en el Ashram a la tarde iba a ver un ritual con fuego me quedé para hacerlo y luego iría a caminar… pero todo se demoró así que ahí me quedé.

El ritual estuvo bien. Fue lindo conocer eso, pero sinceramente al hacerlo un poco me aburrí. Lo más lindo fue cómo lo prepararon. En el suelo dibujaron un mandala con tiza y dentro del mismo colocaron una olla con algunas maderas. Luego cada uno tenía un plato con comida (trigo, maíz, algunas frutas secas) y unos palillos. Y entre todo eso había puestas flores hermosas, rojas y amarillas. La ceremonia la dirigía una señora, y un señor era el encargado de prender el fuego y mantenerlo encendido. Antes de comenzar la señora nos pintó a cada uno el tercer ojo, uno naranja y otro amarillo. Al comenzar se cantaron unos mantras y luego cada uno debía ir levantando un puñado del plato y tirarlo al fuego. Cada vez que uno levantaba un puñado de comida debía apoyarlo en su corazón y pensar en algo que quería pedir o en algo que quería soltar, y luego lo echaba al fuego. No sólo lo de su plato sino también las flores que había de decoración, mientras se cantaba.

Por qué me aburrí? Porque estuvimos fácil 45 minutos cantando y arrojando las ofrendas al fuego. Al final, se volvió a cantar, un señor que había venido de otro lado se puso a tocar el tambor y se invitaba a los participantes a cantar (el que canta debe decir una estrofa y todos los otros repetirla).

Igualmente no quiero parecer una desagradecida! Me encantó haber estado ahí, fue una de las cosas más lindas que me llevo de ese lugar, sobretodo por el poder conocer más sobre el hinduismo. Pero ahí, en ese preciso momento en que estaba participando del ritual me di cuenta por qué ese sitio no era para mí… nunca me gustaron los extremos en la religión, no me gustan las iglesias, no me gusta que la gente vaya a rezar a un Dios o un santo pensando que todo se va a solucionar, que él o ella no pueden cambiar las cosas sino que todo depende de un ser superior, que somos seres terrenales y por eso hacemos las cosas mal, que vivimos en el pecado… hablando en verdad del cristianismo, del judaísmo, de los evangelistas, musulmanes y hasta del hinduismo o del budismo aunque tengan otra manera de pensar y creer. Que por más que los mantras sean alegres, es una forma de rezar, poniendo todo en manos de otro, y que toda esa gente que estaba alrededor mío eran: occidentales que iban a tratar de encontrarse con ellos mismos u orientales muy creyentes, que solo dedicaban su vida a eso. Y yo no quería eso! (luego les explicaré el por qué).

Una vez terminado el ritual, cenamos. Yo decidí bañarme otra vez e ir un poco al patio antes de irme a dormir… pero cuando salí este señor al que no le entendía cuando hablaba me dijo que una de las reglas era no poder estar de noche en el patio!!! Gracias que al otro día me iba!!!

Y así el domingo tampoco me levanté a cantar, sólo a desayunar, terminé de hacer mi mochila, me bañé y emprendí viaje hacia Palolem!!!

Las planeadas dos semanas en el Ashram se convirtieron en sólo 3 días… lo suficiente!

«Viajar es la mejor manera de perderse…y encontrarse al mismo tiempo». – Brenna Smith

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *