MIS EXPERIENCIAS DE VIAJE

Barcelona: donde decidí cómo continuaría mi viaje (tercer paso por la ciudad).

Y ya en el tren yendo del aeropuerto a la ciudad, la miré a mi amiga y le dije: me quedo en Europa y me voy a trabajar a Andorra, ya lo decidí.

Si bien esa decisión hacía que dejara muchas cosas de lado, y me llevó unos 6 meses que no imaginaba (ya se enterarán en mi experiencia en Andorra), tuve la posibilidad de elegir mi propio destino, de elegir por dónde continuaba mi camino. Y al día de hoy no me arrepiento.

Los últimos días del camino, cuando llegamos a Santiago de Compostela me movilizaron por demás. Mis emociones estaban a flor de piel, porque me habían pasado algunas cosas en muy poco tiempo que me habían movilizado mucho: pasar mi cumpleaños lejos de mi familia fue algo que me emocionó y entristeció en cierto punto; no estar al lado de mi pareja en uno de sus momentos más tristes de su vida, fue algo que marcó una antes y un después y comenzaba a ver el fin una relación de 5 años… que me hayan dado la hermosa noticia de que iba a ser tía en el 2019 por séptima vez, y que dos de mis mejores amigos también estuvieran esperando su segundo y primer hijo respectivamente… con todo eso en mi interior cerraba los ojos y trataba de imaginarme sentada en el sillón de mi casa teniendo que volver a la vida que antes llevaba, vida de oficina, volviendo a la rutina, empezando de cero y había algo en mi interior que me decía, tu camino sigue acá y no allá.

Y uno tiene que tomar decisiones que muchas veces cuestan, debe elegir esto o aquello… tiene que dejar de lado comodidades, costumbres, personas, amores para seguir por el camino que lo hace feliz, y yo sentía que esa felicidad estaba en seguir viajando, aunque me tuviera que quedar 6 meses quieta en un país trabajando porque no me alcanzaba la plata para seguir como lo había estado haciendo hasta el momento.

“Siempre hay que renunciar a algo. Siempre tenemos que decirle a algo que no. La vida se basa en las elecciones que hacemos y a lo que renunciamos con ellas; el secreto está en ser consecuentes con tus decisiones y no arrepentirte pase lo que pase después”

Así que me tuve que llenar de coraje y avisarle a mi familia que no volvía. Tuve que terminar con una relación (aunque yo no quisiera) de hacía años para soltar y que ambas seamos felices. Tuve que hacerme fuerte por más que por dentro no tenía la misma dureza y decir, sigo! Y eso me llevaba a no estar en muchos momentos importantes de mi familia y amigos: la entrega de diplomas de mi sobrino más grande, que una de mis sobrinas con tan sólo 5 años me dijera: “la próxima vez que digas que volves, volvé!”, que una de mis hermanas se pusiera a llorar cuando les confirmé que no volvería en noviembre a Argentina, que el equipo de fútbol en el que juego desde hace más de 9 años jugara un torneo en Villa Gesell y salgan segundas y no poder estar ahí con ellas; no pasar las fiestas con mi familia y amigos; extrañar, querer volver por un lado y por el otro lado no; preguntarme y repreguntarme cuál era el objetivo en mi vida con mis 32 años y si todo lo que estaba haciendo valía la pena…

Pero sin embargo a pesar de todo eso, me quedé dos semanas en Barcelona sabiendo que a principios de Noviembre me iría a Andorra a probar suerte. Por primera vez en mi vida irme a un país nuevo que no conocía a trabajar. A probar suerte.

Y así el tercer paso por Barcelona fue el más largo. Allí me quedé dos semanas en la casa de mi amiga, conociendo aún más la ciudad; averiguando todo lo de Andorra para llegar un poco más segura (aunque no llegaría sola sino que iría con una amiga, y luego se nos unirían su hermana y dos amigas más); y tratando de dejar de sentirme tan turista en una ciudad que en cierto punto te obliga a serlo!

En este paso conocí Monserrat junto con unos amigos, un pueblo cerca de la ciudad donde está el Monasterio y que se encuentra entre montañas que dicen ser muy energéticas. Hermoso lugar que conocer si uno se encuentra por varios días en la ciudad.

Volví a lugares que me encantan en Barsa, como Montjuic, el Born… fui al cine, disfruté de estar con mi amiga unas semanas más. Disfruté lo que me quedaba allí y por sobretodo me di cuenta que eso que tenía dentro mío y que no entendía por momentos qué era, era FELICIDAD… felicidad de ser artífice de mi propio camino; de pensar que aún seguía siendo una locura estar caminando por calles de una ciudad tan lejana a mi casa de toda mi vida. De tener la posibilidad de decir hoy estoy acá y mañana estoy allá.

Nos tatuamos la vieira del camino de Santiago porque para ambas fue una experiencia inolvidable (gracias Mica por ese regalo); nos reencontramos con Dani, nuestro amigo catalán con el que hicimos los primeros días del camino. Fui a la peña de San Lorenzo. Y tuve la suerte de conocer a Enrico, rosarino, con quien estuve hablando por Worldpackers y pudimos conocernos en Barcelona; una persona hermosa con la que al día de hoy seguimos amistad.

El tercer paso por Barcelona me dejó decisiones tomadas y un futuro incierto por venir!

“Cada día es una página en blanco que sólo nosotros escribimos y no es necesario saber qué pasará para disfrutar de lo que ocurra hoy” – Sara Ballarín.

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