MIS EXPERIENCIAS DE VIAJE

Andorra temporada 2: Y todo terminó, unos meses después!

Como les he comentado en la última nota, me tocó vivir este loco momento por el que está (aún) atravesando el mundo, en Andorra.

Cabana Sorda – Parroquia de Incles.

Cuando por lo general la temporada finaliza el 30 de Abril, está vez terminó el 14 de marzo y con pandemia mundial incluida. Tuve la suerte que en el trabajo donde estaba me mantuvieron trabajando hasta fin del contrato, aunque tuve que tomarme “vacaciones” dos veces en mes y medio; y también por suerte me dejaron seguir viviendo en la habitación que el hotel les da a sus empleados que lo necesitan, por lo que fui una afortunada.  

En verdad esta nota debería ser más que nada de cómo fue mi experiencia en esta segunda temporada en Andorra (que como si leyeron la primer temporada) me tenía bastante a la expectativa porque no sabía si sería de mala experiencia como fue la anterior.  

Pero la verdad es que sigo convenciéndome que muchas veces la segunda vez es mucho mejor que la primera! Para sintetizar un poco, encontré al poco tiempo de llegar al país trabajo en un hotel donde tanto mis jefas como compañeras fueron divinas, y los compañeros que me tocaron de otros sectores del hotel muy buenos también. Por supuesto todo tiene su pro y su contra, pero en esta temporada fui afortunada! No sólo de encontrar personas con las que si daba gusto trabajar, sino porque además me trataron humanamente en esos meses donde nadie sabía qué iba a pasar el día de mañana.  

Encima, a mediados de Junio cuando en Andorra ya se podía trabajar nuevamente porque el confinamiento había llegado a su fin, tuve la suerte de hacer horas extras en la Asociación Andorrana de Fútbol. El Universo me estaba demostrando una vez más que todo lo que yo ponía en mi mente, se podía hacer realidad. Y por qué digo esto? Primero porque necesitaba trabajar un poco más para que mis ahorros no se diluyeran! Y segundo porque cuando comenzó la pandemia y en el país nos dejaban salir a caminar una hora al ida, yo sin saber siempre caminaba para el lado donde estaba la asociación, y me paraba justo a un costado de las canchas de fútbol porque el paisaje literalmente me poseía, me enamoraba! Y pensaba, qué lindo sería trabajar en esta zona de Andorra. Por otro lado, amo el fútbol, y para mi ver por lo menos entrenamientos de fútbol todos los días (porque no tuve franco/fiesta durante dos semanas) era mágico. Y mágico fue también trabajar con personas con un corazón de oro, cada uno de ellos, los pocos que éramos. Confiaron y me dieron tanto amor en tan poco tiempo que literalmente siempre van a tener lugar en mi corazón.  

“La aventura es un camino. La aventura real – autodeterminada, automotivada y a menudo riesgosa- te fuerza a tener encuentros en carne propia con el mundo. El mundo tal como es, no como te lo imaginas. Tu cuerpo va a chocar con la tierra y tú serás testigo de eso. De esta manera te verás obligado a lidiar con la bondad ilimitada y la crueldad insondable de la humanidad –y quizás te darás cuenta que tú mismo eres capaz de ambas. Esto te cambiará. Nada será blanco y negro nuevamente”. Mark Jenkins 

QUÉ ME LLEVO DE ESTA TEMPORADA 

Bueno, no todo es dinero en esta vida, y mucho menos trabajo! Jeje. Por lo que ahora me cuenta abrir un poco más el corazón, porque la verdad es que de esta temporada de Andorra me llevo nuevo aprendizaje, porque este país (no me pregunten por qué, será una cosa a analizar) tiene una energía que te cachetea, que te hace aprender si o si porque sino no lo terminas pasando bien – les aseguro que esto no es sólo una percepción mía sino de muchas personas que van allí y opinan igual que yo.  

El primer paso como ya les comenté cuando llegué a Andorra fue reconciliarme con el lugar, porque entendía que si yo seguía enojada con el país nunca me iba a dar lo que yo quisiera, o por lo menos de la forma en que yo lo quería.  

Y así fue. Una vez más me convencí que uno es la energía que es y que convoca con las correctas palabras al Universo: conseguí un trabajo que me diera hospedaje y comida, y no sólo eso, sino que mi habitación era una de las más lindas que le daban a los empleados. Trabajaba en el horario que yo más quería que era por la tarde, para tener la mañana libre y disfrutar del sol (en diciembre y enero a las 17hs ya es de noche y eso era una de las cosas que no me gustaban para nada de la temporada pasada, no ver el sol!). Mis jefas y la compañeras con las que trabajé fueron lo más dulce y sobretodo compañeras, por lo que yo siempre iba a trabajar con una sonrisa! Pude aprovechar de hacer horas extras en el mismo trabajo, por lo que no tuve que salir a buscar a otro lugar, y por más que 14 horas de trabajo seguido fue duro, era lo que estaba buscando para incrementar el sueldo.  

En el hotel había también bastantes argentinos haciendo temporada en los otros sectores, por lo que conocí personas que siempre llevaré en el corazón. Sobretodo uno en especial que me escuchó, comprendió y enseñó tanto! Y qué lindo es cuando uno se cruza con esas personas, que lo hacen a uno evolucionar.  

Me reencontré con gente querida y muy querida de la temporada anterior. Y mi vida cambió. Los planes que tenía cambiaron y fueron para bien.  

Eso sí, tuve que hacer un trabajo muy duro viendo mis sombras, y mirándolas con todo mi corazón para abrazarlas y aprender de ellas. Porque eso es Andorra! Verse, verse uno mismo. Cansado, eufórico, sólo, con personas que le hacen bien, y con personas que no tanto. Viendo cualidades de ciertas personas que uno tiene al lado en donde no se siente parte y actuar ante ello. Soltar, y también abrazar.  

Andorra me enseñó esta temporada que todo lo que uno quiere, llega, siempre que uno vaya por eso. Me enseñó a no desesperar, a calmar las ansiedades (trabajo que aún sigo haciendo!). Y no sólo andorra, sino más que nada la pandemia, me enseño a vivir realmente el día a día. A agradecer por lo que uno tiene, por lo que vivimos, porque cada momento es una decisión tomada. Me siguió demostrando que cada uno tiene donde debe estar para su propia evolución.  

Que las cosas que uno tapa, es mejor hacerlas consciente, por más que no se sienta a gusto, porque es allí donde uno elige modificar. En la incomodidad está el cambio, y eso para mí es lo más hermoso del vivir! Sentirse incómodo, moverse, buscar, hasta encontrar!   

Esta temporada fui feliz, con días más felices que otros por supuesto! Conocí además la naturaleza de este país que es hermosa, sobretodo cuando se acerca el verano. Disfruté y lloré (un montón!) y me fui diferente a la Celeste que llegó.  

El año pasado me fui con una nueva palabra tatuada en mi piel con respecto a la enseñanza de Andorra, y fue: Resiliencia. Este año me llevo dos palabras tatuadas en mi piel luego de esta temporada: AMOR y GRATITUD. Ya que si la vida la vivimos con ambas dos, todo siempre sale mejor!  

“Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la perdida, y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que los llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada.” – Elisabeth Kübler-Ross

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